domingo, 27 de marzo de 2022

Te necesito, Dios Padre de Misericordia

Un día Dios Padre de Misericordia,
sentí que me faltaba el calor de tus brazos.
Sentí el frío de no contar con ellos.
Un frío que enfría el alma.
Me creí libre de ti, Señor, y me encontré esclavo de mí mismo.
Sentí la soledad, aunque estaba con todos.
Sentí la tristeza, aunque todos se reían.
Sentí el vacío y todos parecían felices.
Hoy vuelvo a Ti, Padre de Bondad y Misericordia.
Necesito que tus brazos me estrechen.
Necesito que tu corazón me devuelva a la alegría.
Necesito que tu calor se lleve mi frío.
Necesito sentir que me llamas hijo/hija.
Necesito sentir el calor de tu abrazo.
Necesito sentir el silencio del no reproche.
Necesito sentir que me invitas a tu mesa.
Necesito sentir que me abres la puerta.
Necesito sentir que hoy me dices:
“Entra, esta es tu casa. Ponte cómodo y hagamos fiesta…”

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