miércoles, 30 de marzo de 2022

Las manos de mi padre

Un joven fue a solicitar un puesto importante en una empresa grande. Pasó la entrevista inicial e iba a conocer al director para la entrevista final. El director vio su Curriculum, era excelente. Y le preguntó:
- ¿Recibió usted alguna beca en la escuela? El joven respondió "no".
- "¿Fue tu padre quien pagó tus estudios? -" Si."-respondió.
- "¿Dónde trabaja tu padre? "
- "Mi padre hace trabajos de herrería."
El director pidió al joven que le mostrara sus manos. El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.
- "¿Alguna vez has ayudado a tu padre en su trabajo? "
- "Nunca, mis padres siempre quisieron que estudiara y leyera más libros. Además, él puede hacer esas tareas mejor que yo.
- "Tengo una petición -dijo el director-: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu padre, y luego ven a verme mañana por la mañana."
El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta.
Cuando volvió a su casa dijo a su padre que le permitiera lavar sus manos.
Su padre se extrañó. Contento, pero con sentimientos encontrados, mostró sus manos a su hijo. El joven las lavó poco a poco. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su padre estaban arrugadas y tenían muchas cicatrices. Algunos hematomas eran tan dolorosos que su piel se estremeció cuando él la tocó.
Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban esas manos que trabajaban todos los días para poder pagar sus estudios. Los moratones en las manos eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro.
Después de lavar las manos de su padre, el joven se puso en silencio a ordenar y limpiar el taller. Esa noche, padre e hijo hablaron durante largo tiempo.
A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director.
El director se dio cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó:
-"¿Puedes decirme qué hiciste y aprendiste ayer en tu casa?"
- "Lavé las manos de mi padre -respondió el joven- y también ordené y limpié su taller. Ahora aprecio y lo reconozco. Sin mis padres, yo no sería quien soy hoy. Al ayudar a mi padre ahora me doy cuenta de lo difícil y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. Me doy cuenta de la importancia y el valor de ayudar a la familia.
- "Esto es lo que yo busco en mi gente -dijo el director-. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conozca los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como su única meta en la vida. Estás contratado".

Un niño al que se le ha dado lo que él quiere, desarrolla una mentalidad de «tengo derecho» y se pone a sí mismo en primer lugar. Ignora los esfuerzos de sus padres.
Puedes dar a tu hijo una casa grande, buena comida, clases de informática, ver en una gran pantalla de televisión. Pero cuando estás fregando el suelo o pintando una pared, por favor, que también él lo experimente. Después de comer que lave sus platos junto con sus hermanos y hermanas. No es porque no puedas hacerlo tú, es porque quieres amarlos de la manera correcta. No importa cuán rico seas, lo que quieres es que entienda. Lo más importante es que tu hijo valore el esfuerzo y tenga experiencia de la dificultad y aprenda la habilidad para trabajar con los demás para hacer las cosas.

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