domingo, 24 de abril de 2022

En la fiesta de la Conversión de San Agustín

Tú que sabes la aflicción del alma que a Dios olvida
y la angustia de la vida cuando triunfa la pasión,
vuelve al amor inmortal tantos amores vencidos,
que alzan tus mismos gemidos y lloran con llanto igual.
Siempre de la dicha en pos, siempre inquieta y triste el alma,
viste que el mundo no calma la sed de un alma sin Dios.
La hiciste, ¡oh Dios!, para el cielo, y tu amor la llama a sí,
viviendo en perpetuo anhelo hasta descansar en ti.
Todo en Dios y Dios en ti, viviendo Cristo en tu vida,
amar y amar sin medida fueron tus ansias aquí.
Y hoy, cual divino blasón que enciende las ansias nuestras,
ardiendo en amor nos muestras en alto tu corazón.
Para amarte en la patria del dolor como te ama en cielo el serafín,
danos amarte, Señor, con el amor de Agustín.

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