miércoles, 31 de agosto de 2022

Estás dentro de mi; Señor

        San Agustín

Angosta es la casa de mi alma para que vengas a ella: sea ensanchada por ti. Ruinosa está: repárala. Hay en ella cosas que ofenden tus ojos: lo confieso y lo sé; pero ¿quién la limpiará o a quién otro clamaré fuera de ti?
De todos mis pecados líbrame, Señor...
Amonestado a volver a mí mismo, entré en mi interior, guiado por ti; y lo pude hacer porque tú te hiciste mi ayuda.

Señor, tú estabas dentro de mí,
más interior que lo más íntimo mío
y más alto que lo más sumo mío.
Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera,
y por fuera te buscaba;
y deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo.
Me retenían lejos de ti aquellas cosas
que, si no estuviesen en ti, no existirían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti;
gusté de ti, y siento hambre y sed,
me tocaste, y me abrasé en tu paz.

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