viernes, 29 de septiembre de 2023

El fruto en el agua de la fuente

Una mujer se acercó a buscar agua a un manantial que había en el bosque. Mientras sumergía el cántaro, vio, en el fondo, un apetitoso fruto rosado que parecía decirle: «¡Tómame!».
Así que alargó el brazo para cogerlo pero, de repente, el fruto se difuminó entre las ondas que se formaron en la superficie del agua y solo volvió a aparecer cuando la mujer retiró la mano y el agua se calmó de nuevo. Sucedió lo mismo las tres veces que intentó alcanzarlo.
¿Y qué hizo la mujer entonces? Empezó a sacar agua para vaciar el manantial y, así, poder coger el fruto que ella creía que estaba en el fondo. Trabajó afanosamente, pero, tras lograrlo, el fruto ya no estaba allí.
Desilusionada y frustrada por la inutilidad de su esfuerzo, estaba a punto de marcharse cuando escuchó a un pájaro que había entre los árboles.
- «¿Por qué buscabas abajo? El fruto está allá arriba», le dijo.
La mujer alzó la vista y vio, colgado de una rama sobre el manantial, el maravilloso fruto del cual había visto en el agua ¡solo su reflejo!
Y es que, como le dijo aquel pájaro, «muchas veces, confundimos la felicidad con su mero reflejo y la buscamos afanosamente fuera de nosotros, en las cosas materiales, sin darnos cuenta de que es intangible y de que se encuentra en nuestro interior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario