miércoles, 24 de abril de 2024

El pastor de ovejas y el ejecutivo

Cuentan que en cierta ocasión se apareció en el campo en el que pacían plácidamente las ovejas de un pastor, un elegante joven a bordo de un lujoso coche. Paró junto al pastor y, bajando del coche, al tiempo que le saludaba, preguntó:
-- ¿Es usted el dueño del rebaño de ovejas?
A lo que el pastor respondió que sí. Y el ejecutivo trajeado inquirió al pastor:
-- ¿Si le adivino el número de ovejas que tiene usted me regala una?
Y el pastor, socarronamente le contestó:
-- Es que son muchas.
-- No importa. ¿Me acepta el reto de regalarme una si le adivino cuantas tiene?
Y el pastor, más por intriga que por amor al juego, aceptó la apuesta del joven ejecutivo.
El ejecutivo se acercó a su coche, del que extrajo su smartphone activó su conexión GPS, se conectó a la red de satélites para tener una visión cenital del rebaño y del campo circundante. Descargó aquellas imágenes, y las volcó en un programa de visión artificial para que, después de introducirle una serie de parámetros, el programa evaluase el tamaño medio de las ovejas, la distancia media entre ellas, los algoritmos de cuantos machos, hembras y crías habría en el rebaño. Con todos esos datos, y tras los cálculos y verificaciones, el programa ofreció su respuesta: el rebaño tenía 1.415 ovejas.
Y así se lo hizo saber el ejecutivo al pastor:
-- Su rebaño tiene mil cuatrocientas quince ovejas.
El pastor miró incrédulo al ejecutivo, al tiempo que se rascaba la cabeza, indicando que había ganado la apuesta y le dijo que cogiese la oveja. Y al cabo de unos instantes, le replicó:
-- Y si yo adivino su profesión, ¿me devuelve la oveja?
El joven ejecutivo, mirando con gesto de superioridad le dijo al pastor que aceptaba su envite.
Y el pastor le miró al joven al tiempo que le decía:
-- Usted es un ejecutivo.
-- Ah, ¿si? ¿Y porqué lo sabe? -contestó el joven.
-- Pues por tres motivos, alegó el pastor: El primero, porque usted ha venido sin que se le necesite. El segundo, porque ha venido a decirme algo que yo ya sabía. Y el tercero, porque viene a presumir sobre algo de lo que no tiene la más mínima idea.
La cara del ejecutivo iba cambiando de color por la ira que acumulaba.
Para finalizar, el pastor espetó al ejecutivo:
-- Y ahora, si es tan amable, me devuelve el perro que ha cogido creyendo que era una oveja.

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