Un caballo estaba amarrado y se sacudía para soltarse. Vino un demonio y lo soltó.
El caballo se metió en la finca de un campesino y comenzó a comerse la siembra. El dueño de la finca se enfadó tomó su rifle y mató al caballo. El dueño del caballo en venganza tomó su rifle y mató al dueño de la finca. La mujer del dueño de la finca lo vio y mató al dueño del caballo. El hijo del dueño del caballo se enfureció y mató a la mujer del dueño de la finca... Los vecinos, encrespados, mataron al muchacho y quemaron su casa.
-- ¿Por qué has hecho todo eso?, preguntaron al demonio
-- Yo solo solté al caballo, respondió el demonio
Moraleja: El demonio hace cosas simples, porque sabe que la maldad está en nuestros corazones y solitos hacemos el resto. Por eso es bueno pensar antes de actuar, no sea que una cosa sin importancia cause mucho daño.
Recuerda: la palabra tiene poder, para dar vida y para dar muerte, para bendecir o para maldecir... Piensa antes de actuar... Piensa antes de hablar…
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