martes, 2 de enero de 2018

El niño de los zapatos nuevos

 En el día de navidad, un niño pequeño caminaba cerca de la estación de trenes, triste por saber que no recibiría su regalo anhelado, y este no era otro que un par de zapatos nuevos, ya que los que tenía estaban rotos y también le quedaban pequeños.
Desconsolado por su suerte, optó por sentarse en un banco que había en los andenes a observar cómo pasaban y pasaban las personas cargadas de regalos.
De repente, enfrente suyo se detuvo un niño de su misma edad, muy bien vestido y con zapatos nuevos y brillantes a esa hora del día.
Aquel niño estaba encantado con sus zapatos nuevos, cada vez que podía se agachaba para limpiarles el polvo. Entretanto, en silencio, el niño pobre le miraba.
Un tren, a lo lejos, estaba llegando a la estación; muchas personas se prepararon para abordarlo al instante y subir a él: Entre ellas toda la familia de aquel niño bien vestido; su padre le metía prisa, pero el niño estaba distraído limpiando sus zapatos.
No quedaba tiempo, todos se apresuraron a subir al tren, el padre, como pudo, cogió a su hijo del brazo y le hizo subir antes de que el tren arrancara. En ese instante uno de sus zapatos cayó al suelo y no había forma de recuperarlo de nuevo.
El niño pobre al ver esto corrió y cogió el zapato en sus manos. Era uno de los zapatos que deseaba. De inmediato comenzó a correr detrás del tren para devolverlo, pero sus pies no eran tan rápidos como el tren y no pudo entregar el zapato al niño que intentaba cogerlo. El niño pobre se dio por vencido, pero, de pronto, tuvo una sorpresa: desde el tren aquel niño elegante y bien vestido que calzaba tan preciosos zapatos, ante la mirada atónita de su padre, se quitó el otro zapato y lo lanzó a aquel niño pobre que estaba exhausto y con la boca abierta por lo que estaban viendo sus ojos, y aún pudo decirle las siguientes palabras: "¡Feliz Navidad!"

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