lunes, 4 de junio de 2018

Oración de solidaridad con los hambrientos

En medio de la oscuridad ha brillado la luz.
Una gran esperanza nos ha sacado de nuestro pecado
y nos ha hecho ir más lejos de donde hubiéramos querido.
La voz de los profetas denuncia la maldad.
Más que palabras hoy se nos piden hechos de solidaridad...
¡Qué lejos estamos todavía!
Tú, el Dios distinto, nos enfrentas a la realidad:
¡Cambiad vuestro comportamiento! ¡Dad de lo vuestro!
Hemos comenzado el camino con pasos sencillos.
Sentimos la atadura del tener, sentimos ganas de cerrar los ojos
para no ver el hambre de los otros.
Pero tú golpeas nuestro frío con el ejemplo
y el testimonio de hombres y mujeres que lo están dando todo,
que se están dando del todo.
Que no se embote nuestro corazón, Señor,
con las cosas que se acaban.
Que no se cierren nuestros ojos ante el hambre del hermano.
Que no se aparte nuestra mano de la mano
que nos pide pan y trabajo, cercanía o cariño...
Padre, envíanos el Espíritu para que nos abra el corazón
y sepamos repartir y compartir.
Padre, envíanos el Espíritu para que aprendamos a entregarnos
sin almacenar tesoros que empobrecen a los demás.
Padre, envíanos el Espíritu para ser levadura de un mundo nuevo,
donde todos tengan pan y trabajo, sonrisa y calor...
Un nuevo mundo de justicia, de amor y de fraternidad.

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