domingo, 24 de mayo de 2020

Media onza de azúcar


Una viuda llegó hasta la corte del Mulá Nasrudín y exclamó:
- Soy muy pobre, mi hijo come muchísima azúcar; en realidad se ha vuelto adicto a ella. A causa de esto, el dinero no me alcanza. ¿Querría la corte prohibirle comer azúcar, pues yo no puedo lograrlo?
- Señora -dijo el Mulá-, este problema no es tan sencillo como parece. Vuelva dentro de una semana y se le comunicará la decisión después de que se haya examinado el caso con profundidad.
Al cabo de una semana, el nombre de la señora estaba nuevamente en la lista de los casos.
- Lo lamento -dijo Nasrudín cuando le llegó el turno a la mujer-, este caso es complicado y será pospuesto otra semana más.
Sucedió lo mismo en las dos semanas siguientes. Por fin Nasrudín anunció:
- La corte dará ahora su veredicto. Llamen al joven. Muchacho -tronó el magistrado-, tienes prohibido comer más de media onza de azúcar al día.
La mujer expresó su agradecimiento al Mulá y pidió permiso para hacer una pregunta.
- Diga usted -indicó Nasrudín.
- Estoy intrigada por saber la razón por la cual vuestra señoría no prohibió al muchacho comer azúcar en alguna de las audiencias anteriores.
- Pues bien -dijo Nasrudín-, tenía que deshabituarme yo primero, ¿no es así? ¿Cómo podía saber que me llevaría tanto tiempo? No es tan fácil como parece.

MORALEJA: Las personas no estamos en condición de juzgar a otros por sus acciones sin saber el grado de dificultad que le supone, es decir, si queremos juzgar a alguien debemos experimentarlo primero antes de hablar.

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