miércoles, 27 de mayo de 2020

María de la esperanza

María de Nazaret, madre de nuestro Señor,
compañera de nuestras marchas,
ven a visitarnos, quédate con nosotros.
Te necesitamos, madre buena, vivimos tiempos difíciles,
atravesamos bajones, tenemos caídas, nos agarra la pereza,
nos inmoviliza la apatía, nos da rabia la solidez de la injusticia.
María, virgen de la Esperanza, contágianos tu fuerza,
acércanos el Espíritu que llena tu vida.
Ayúdanos a vivir con alegría, a pesar de las pruebas
y las cruces que encontramos en el seguimiento de tu Hijo.
Que no nos desaliente la lentitud de los cambios;
que las espinas de la vida no ahoguen la semilla del Evangelio.
Que no perdamos la utopía, madre buena,
de creer que es posible otro mundo y otra sociedad.
Que no bajemos los brazos en la lucha por la justicia
y en la práctica de la solidaridad.
Que no se enturbie nuestra mirada,
al punto que no veamos la luz del Señor
que nos acompaña siempre, que camina a nuestro lado,
y nos sostiene en los momentos duros.
María, Tú creíste y te jugaste la vida y no te fue fácil.
También pasaste tiempos de incertidumbre,
de no entender las cosas que pasaban, de sufrimiento y soledad.
Y saliste adelante, con buen ánimo y entrega.
Nos enseñaste con tu ejemplo que para dar vida hay que entregar la vida,
todos los días, en las buenas, y en las malas, y en las más o menos.
Siendo una muchacha, estando comprometida,
corriste el riesgo de decir sí al plan de Dios.
Confiaste en El y el sueño de Dios se hizo realidad.

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