lunes, 20 de julio de 2020

¿Porqué el amor es ciego?


Cuentan la historia que en el principio, cuando el ser humano aún no había colocado sus pies sobre la faz de la tierra, en un hermoso día de campo se encontraban todas las cualidades y los defectos que los seres humanos tenemos.
Se encontraron la lujuria, la pasión, la mentira, la locura, el amor, la ensoñación, la vida la gula y todas esas vainas que a uno se le meten.
Entonces, la locura, que por lo general ha sido loca, les dijo a los demás:
- ¡Oídme todos! ¿por qué no jugamos al escondite?
- ¿Al escondite? Preguntó la intriga toda intrigada, ¿qué es eso?
- El escondite -dijo la locura- es un juego que me he inventado para cuando aparezcan los niños.
Uno cuenta desde uno hasta un mil, y los demás se esconden en cualquier lado; entonces, uno sale a buscar y al primero que encuentre, a ese le corresponde contar nuevamente y así hasta que el juego se termine.
Entonces la ternura, que por lo general ha sido tierna, dijo:
- Bueno entonces empieza tú a contar.
Inmediatamente la locura empezó a contar: uno, dos tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez... y todos empezaron a esconderse. La pereza, que por lo general ha sido perezosa se escondió detrás de una piedrecilla cerca del lugar donde la locura estaba contando. La lujuria y la pasión se escondieron en el fondo de los volcanes. La ensoñación, detrás de la luna, la mentira en el fondo de los océanos.
Y así, cada uno se escondió en un lugar del espacio; pero quien no hallaba donde esconderse era el amor, y cuando escuchó que la locura iba por 999, se escondió detrás de una rosa.
La locura terminó de contar y salió a buscar. A la primera que encontró fue a la pereza, y después siguió buscando y siguió buscando y encontró a la lujuria y a la pasión en el fondo de los volcanes. A la mentira también la consiguió a pesar de que era una mentira. Y a todos los encontró en cualquier lugar del universo.
Pero a quien no encontraba era al amor, y muy preocupada la locura se preguntaba donde estaría, si hasta en el cielo y en el infierno lo había buscado. Recordó el rosal y fue hasta él, y, como tenía espinas, cogió un palo en forma de horqueta y removió con fuerza dentro del rosal, cuando de pronto escuchó un grito. La locura dijo:
- He encontrado el amor.
Ciertamente el amor estaba todavía en el rosal, pero con el palo en forma de horqueta la locura le había sacado los ojos al amor.
Muy triste y apenada la locura le decía al amor que la perdonara porque ella lo había hecho sin intención, que todo era un juego, y que lo único que podía hacer para remediar tan grave hecho era servirle de lazarillo.
Y desde ese día y gracias al juego del escondite, el amor es ciego y camina de la mano de la locura.

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