viernes, 17 de julio de 2020

Empezar de nuevo

Cayó en mis manos una estampa del Hijo pródigo y el Padre bueno. Le di la vuelta y leí:
“Padre, cada mañana sales al balcón y oteas el horizonte para ver si vuelvo a tus brazos.
Cada mañana bajas saltando las escaleras y echas a correr por el campo cuando me adivinas a lo lejos.
Cada mañana me cortas el discurso que llevo ensayado y me rodeas con un abrazo redondo el cuerpo entero.
Cada vez que me arrepiento de lo que he hecho mal y te pido perdón, organizas una fiesta para mí, la fiesta del perdón.
Cada mañana me dices al oído con voz de primavera: Hoy puedes empezar de nuevo.

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