lunes, 9 de agosto de 2021

El secreto de la felicidad.

Existió un niño al que no le gustaba estudiar, pero se esforzó pensando que cuando acabara de estudiar podría hacer muchas cosas que ahora mismo no podía hacer y así poder ser feliz. Acabó de estudiar, pero no era feliz porque no tenía trabajo. Entonces pensó que sería feliz cuando encontrara trabajo. Acabó encontrando un trabajo, pero no se sentía feliz en el trabajo. Tampoco ganaba mucho dinero en aquel trabajo, por lo que seguía siendo infeliz.
Pagaba esa infelicidad con su entorno, casi siempre estaba cabreado porque no le gustaba ese tipo de vida que llevaba. Quería ganar más dinero para hacer más cosas y ser más feliz. Consiguió un mejor trabajo y comenzó a ganar más dinero. Y todo fue bien, pero solo durante algún tiempo. Se sentía solo. Pensó que si encontraba a una persona, sería más feliz.
Encontró a esa persona, y todo fue bien. Al menos durante algún tiempo.  Siempre necesitaba más de lo que tenía y no parecía que nada pudiera complacerle después de algún tiempo de tenerlo. Para él, la felicidad siempre estaba en las cosas que le faltaba.
Un día murió de repente. Una vez en el cielo pudo reunirse con el Creador y le pidió explicaciones sobre por qué a pesar de haber estado buscando toda su vida la felicidad, nunca llegó a encontrarla. El Creador le respondió:
- Sí, tuviste felicidad. De hecho, la felicidad se encontraba en todas esas cosas, en todas esas personas y en todos esos momentos que te perdiste mientras estabas buscando la felicidad.

Moraleja: la felicidad no es una meta que haya que perseguir, sino el combustible que te llevará a esa meta. Sé una persona que siempre tenga metas y sueños por alcanzar. Comienza con un punto de partida: ser agradecido con aquello que tienes, y comenzar a construir a partir de ahí.

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