domingo, 22 de agosto de 2021

Soy ese Jesús en el que crees

Durante la segunda guerra mundial los nazis mataron a un grupo de judíos y los enterraron en una fosa común. Un padre protegió a su hijo y recibió él todos los disparos cayendo muerto encima de su hijo, que quedó cubierto por él. Los soldados no se percataron de ello y, echando tierra encima, se marcharon.
El muchacho estaba todavía vivo y poco a poco logró salir de la tumba poco profunda. Cubierto de tierra y sangre fue llamando a las puertas del vecindario del pueblo cercano. Cuando abrían la puerta y veía el estado del muchacho cerraban de inmediato las puertas, asustados y temerosos de recibir al muchacho judío en su casa.
En una de las puertas había un crucifijo, el muchacho llamó. Una voz desde dentro preguntó:
- ¿Quién llama a estas horas?
Al ver al muchacho la mujer estaba a punto de cerrar la puerta, cuando oyó al muchacho que le decía:
- Señora, ¿no me reconoce? Soy ese Jesús que ustedes los cristianos dicen que aman, ese que usted tiene en la puerta de su casa.
La mujer empezó a llorar de emoción y lo recibió en su casa. En ese momento tomó su mejor decisión por Jesús. Lo encontró llamando a su puerta y le abrió.

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