viernes, 27 de agosto de 2021

El delantal de la abuela

El primer propósito del delantal de la abuela era proteger la ropa debajo, pero, además... sirvió como un guante para quitar la sartén del horno.
Fue maravilloso secar las lágrimas de los niños y, en ocasiones, limpiar las caras sucias.
Desde el gallinero, el delantal se usó para transportar los huevos y, a veces, los polluelos.
Cuando llegaron los visitantes, el delantal sirvió para proteger a los niños tímidos.
Cuando hacía frío tu abuela se abrazó.
Este viejo delantal era un fuelle, agitado sobre un fuego de leña.
Fue él quien llevó las patatas y la madera seca a la cocina.
Desde el jardín, sirvió como una cesta para muchas verduras: después de que se cosecharon los guisantes, fue el turno de las coles. Y al final de la temporada, se usaba para recolectar manzanas caídas.
Cuando llegó el momento de servir las comidas, la abuela fue al porche a sacudir su delantal y los hombres en el campo supieron de inmediato que tenían que venir a la mesa.
La abuela también lo usó para poner la tarta de manzana justo fuera del horno en el alféizar de la ventana para que se enfriara.
Pasarán muchos años antes de que algún invento u objeto pueda reemplazar este viejo delantal...
En memoria de nuestras abuelas.

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