martes, 18 de julio de 2017

El regalo de una madre a sus hijos

Érase una madre que tenía tres hijos. Cuando se fueron a la universidad les regaló una planta para que alegrara sus habitaciones. Al final del curso fue a ayudarles a recoger sus cosas. En la habitación del hijo mayor, la maceta sin planta estaba en un rincón. La tierra estaba cubierta de chicles.
- ¿Qué le ha pasado a la planta?, le preguntó la madre.
- Me olvidé de sacarla de la caja y cuando lo hice ya estaba muerta.
Cuando fue a recoger al segundo hijo, la planta estaba en una estantería. Sólo había dos palitos secos clavados en la tierra.
- ¿Eso es todo lo que queda de la planta?, le preguntó la madre.
- Oh, no quería que lo vieras. La planta estuvo muy hermosa hasta Año Nuevo. Después vinieron los trabajos, las fiestas y me olvidé de regarla.
Finalmente fue a ver a su tercer hijo. Y, oh sorpresa, la planta estaba verde y hermosa.
- Tú no dejaste morir la planta, dijo la madre.
- Claro que no. La planta me recordaba tu amor y yo sabía que tú quieres que la riegue y la cuide. La he regado todos los días y como puedes ver ha crecido mucho. 

"Tú no mataste la planta". ¿Se imaginan la alegría de la madre al ver que, al menos, uno de sus hijos había sido fiel a su amor y la había cuidado?

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