domingo, 16 de julio de 2017

Sembrando

Se cuenta que una señora viajaba todos los días en el mismo autobús y a la misma hora a su trabajo. A su lado viajaba también un caballero. Este se sorprendió de que, en determinado momento, la señora metía la mano en su bolso y echaba algo por la ventana.
Un día quiso salir de su curiosidad, se dirigió a la señora y le dijo:
- “Señora, disculpe la indiscreción, pero ¿qué arroja usted por la ventana todos los días?” 
Ella, muy tranquila, le respondió:
- “Semillas, caballero, sólo semillas”. 
Y el caballero, de nuevo, le preguntó:
- “Pero ¿para qué, señora? Ahí en la carretera no va a brotar ninguna semilla.”
- “Alguna brotará,” le dijo la señora. 
Pasó el tiempo y la señora ya no volvió a viajar en el autobús. El caballero preguntó qué había sido de ella. 
- “Ha muerto”, le dijo una señora que ocupaba su sitio con una niña. 
De pronto la niña gritó:
- “Mamá, mamá, mira cuántas flores…”
A orillas de la carretera un montón de flores adornaban el camino.

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