domingo, 18 de marzo de 2018

De exámenes

En vísperas de exámenes se presentó en casa de don Miguel de Unamuno uno de sus alumnos de griego, quien le dijo:
- “Vengo a pedirle un gran favor. Mañana me examinaré y no sé una palabra. Pero es que viene mi padre a Salamanca exclusivamente para presenciar mis exámenes porque el pobre cree que soy un chico muy inteligente. Me duele defraudarle, y por eso me atrevo a suplicarle que me pregunte usted una lección convenida, que yo me aprenderé esta noche lo mejor que pueda. Después usted me hace otras preguntas, yo no las contesto, y usted me suspende. Pero mi padre se irá contento”.
Le hizo gracia a don Miguel de Unamuno lo que le había pedido, y convino en preguntarle la lección diecisiete.
Al día siguiente, con todos los profesores presentes en el tribunal, ordenó el catedrático:
- “Dígame usted la lección diecisiete”.
Para su mayúscula sorpresa, dijo el alumno:
- “No la sé”.
Intrigado susurró Unamuno:
- “¿Es que no era la lección diecisiete?”
Y dijo el examinado:
- “Sí, pero es que no ha venido mi padre.”

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