lunes, 21 de enero de 2019

Quién es Dios para mi

Tú eres quien sostiene mi alegría, el que, cada mañana, enciende mi esperanza.
Quien fue grabando en mí los ideales y los alienta y los refuerza,
como un Padre que educa y anima.
Eres también, Señor, el refugio de mis miedos, y el consuelo de mis sueños rotos.
Eres comprensión, compañía en la dificultad, palabra cuando no sé qué decir.
Como posada para una sola noche, a la que siempre puedes volver a descansar.
Tú eres, ante todo, el Justo, el “de todos”. 
Quien derrocha humanidad, alegría y vida en los que casi todos menosprecian.
Quien tiene su gloria en los menores y su orgullo en los humillados.
El verdadero, el auténtico, el sincero.
Quien me saca de mis razonables que pretenden justificar mis injustificables.
Tú eres el guardián de mis días, quien espera paciente mi vuelta a casa
y, entre tanto, va tejiendo el proyecto de mi vida.
Hoy más que nunca quiero cantar que tú eres el Creador, el Artista.
Eres Tú quien acaricia con el sol los montes, quien baña de estrellas la noche,
quien modela las plantas y sostiene las aves.
Eres tú quien dibuja en todos su mejor sonrisa y hace una orquesta con las almas sencillas.
Eres quien pone el brillo en la mirada del inocente y el que esculpe el rostro arrugado de la anciana.
Eres también el que da sin medir ni lo que tienes ni lo que el otro se merece.
El que nunca guarda nada para sí volcándose en todo y en todos.
Eres también, Señor, y aunque me duela, el no escuchado.
Eres la recta intención cuestionada y dudada, objeto de desconfianza cuando no de indiferencia.
El amor no correspondido, el sabio ignorado por los que creen bastarse con ellos mismos.
Eres sólo tú, paradójicamente, quien me hace ser yo mismo.
Porque eres tú mi libertad, y mi historia y mi futuro, lo que de vivo tiene hoy mi respirar.

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