del
libro “El Silencio del Alma”
Cuentan de un profesor que fue nombrado
director del Departamento de Música en su escuela. Su primer proyecto fue dotar
a la escuela de un piano de cola para colocarlo en el escenario del anfiteatro.
Gracias al esfuerzo de maestro y estudiantes se recaudaron los fondos y la
escuela adquirió un piano. Muy orgulloso de su obra el profesor indicó que
fuera colocado en el centro del escenario, pero el director de la escuela
objetó de inmediato ordenando que el piano fuera ubicado en una esquina. El
profesor insistía en que en medio del escenario se vería majestuoso y que en
una esquina no lucía bien, sin embargo, no logró convencer al director. Herido
y frustrado, el profesor presentó su renuncia y se fue del pueblo. El director
contrató a un nuevo profesor.
Años más tarde, el antiguo profesor
regresó al pueblo y no pudo evitar el deseo de ir a la escuela para echarle una
mirada al sueño de su vida, el piano de cola. Su sorpresa fue mayúscula cuando
vio que el piano estaba en el centro del escenario, tal y como él lo había
deseado. Devorado por la curiosidad fue y preguntó al nuevo profesor cómo había
logrado convencer al director de que el piano fuera colocado allí. El profesor
le contestó:
- ¡Oh! él nunca lo permitió. Yo simplemente iba todos los días a practicar al piano y cada día lo empujaba un centímetro… y otro… y otro… y como era tan poquito a poquito, nunca se dieron cuenta.
- ¡Oh! él nunca lo permitió. Yo simplemente iba todos los días a practicar al piano y cada día lo empujaba un centímetro… y otro… y otro… y como era tan poquito a poquito, nunca se dieron cuenta.
¡Hay que ver cuánto logramos cuando ejercitamos la paciencia! Los
grandes cambios de la vida están adornados de un espíritu paciente. Los mayores
logros se consiguen tras un dedicado esfuerzo y un periodo de espera hasta ver
el resultado.
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