domingo, 28 de abril de 2019

Vienes a traernos la paz

Fue lo primero que decías a tus discípulos: «paz a vosotros».
Porque tu sola presencia ya nos llena de paz,
nos sosiega por dentro y nos ayuda a vivir serenos.
y una vez que nos has pacificado, que nos has relajado,
que nos has quitado los agobios de la vida,
entonces, y sólo entonces, nos pones en misión,
enviándonos a acompañar la vida de los hermanos.
Nos invade tu Espíritu y nos convierte en sanadores,
en amigos confidentes, en compañeros de vida, impulsadores de sueños.
Descansando en ti, cuando estamos agobiados,
nos envías a llevar paz a los que viven angustiados,
comprensión y disculpa para los marginados,
perdón y compañía para los solos y entristecidos.
Con tu fuerza y tu impulso nos conviertes en amigos,
en la mano tendida al que lo necesita,
en la defensa justa de lo que no funciona,
en la voz del que no puede gritar y pedir lo que le es debido.
Envueltos en tu amor podemos transformar el mundo entero
con pequeñas vivencias cotidianas, con gestos, con ternuras,
con mil detalles, con tareas y posturas concretas
de amor, de convivencia, de tolerancia y de solidaridad.

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