viernes, 21 de febrero de 2020

Las manos de Dios

Dios tiene las manos sucias, el pelo despeinado,
su ropa huele a tierra y a sudor, sus modales son rudos.
Sí, porque Dios está en el pobre que encontramos en la calle,
el mendigo que interrumpe nuestros pasos, el obrero de manos callosas,
el muchacho que vende periódicos, el mecánico embadurnado de grasa.
Dios está luchando por sembrar la justicia,
por sembrar el amor en medio de protestas y rebeldías.
Así es Dios, siempre ocupado, construyendo un ideal.
Pero se olvidan que Dios tiene las manos sucias,
que vive con los pobres y que quien quiera seguirle
debe disponerse a ensuciarse las manos.
Dios está aquí, con sus hijos predilectos: los pobres.
Dios quiere que te ensucies las manos con El,
que te enredes en la trama humana, como lo hace El.
Dios lucha en el hombre o la mujer de hoy y cuenta contigo.

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