J. Leoz
Abriré las puertas, cuando me llamen a tiempos y a deshoras
y, aun con incertidumbres o dudas, proclamaré que estás vivo y operante
Que, en mis miedos y temores, me das valentía y fortaleza.
Ven, Señor, y como a Tomás muéstrame tu costado,
no para que crea más o menos, sino para sentir un poco el calor de tu regazo.
Ven, Señor, y como a Tomás, enséñame tus pies,
porque, al contemplarlos, conoceré cómo andar por tus caminos.
Ven, Señor, y como a Tomás, dame tus manos,
no para mirar los agujeros que los clavos dejaron
sino para comprender que he de ayudar al que está abatido,
animar al que se encuentra desconsolado,
o servir con generosidad, a todo el que ande necesitado
No hay comentarios:
Publicar un comentario