domingo, 19 de abril de 2020

Leyenda del apóstol Tomás


Cuenta una hermosa leyenda que Tomás fue a predicar el evangelio a la India. Y un rey le dio dinero para que le edificara un palacio. Pero Tomás distribuía el dinero entre los pobres y les anunciaba la muerte y resurrección de Jesús. Y muchos se hicieron cristianos.
- "¿Cómo va mi palacio?", le preguntaba el rey.
- "Va muy bien" y el rey le daba más dinero. Al cabo de un tiempo, la toda ciudad era ya cristiana.
Un día el rey le dijo a Tomás:
- "¿Cuándo podré ver mi palacio?"
- "Majestad, pronto lo verá terminado", le contestó.
- "¿Por qué no puedo verlo hoy? Llévame a verlo ahora mismo", le dijo el rey.
Tomás paseó al rey Vecius por la ciudad y le señalaba a la gente y le explicaba cómo sus vidas habían cambiado para bien.
- ¿Dónde está mi palacio?, preguntaba el rey.
- "Está a su alrededor y es un hermoso palacio. Qué pena que no pueda verlo. Espero pueda verlo un día", le decía Tomás.
- "¿Qué has hecho con mi dinero, ladrón?"
- "Tu palacio, majestad, está hecho de personas, tu palacio es tu gente. Ya no son pobres y ahora creen en Jesús. Tu gente son las torres de tu palacio. Dios vive en ellos. Tu palacio es un magnífico palacio."
Tomás fue encarcelado. Pero el rey vio poco a poco el cambio de la gente y cómo por el poder de la resurrección de Jesús, éste vivía en el corazón de las gentes. El último en convertirse fue el rey, también liberó a Tomás. Y su palacio no fue una obra de piedras sino de corazones vivos y creyentes.

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