sábado, 10 de junio de 2023

El pájaro quejica

        Fina Espinoza

Había una vez un pequeño pájaro quejoso muy enfermo que vivía en el desierto. Se refugiaba dentro de un viejo árbol seco, cuyas ramas sin hojas se alzaban hacia el cielo en forma de ruego desesperado.
Las pocas plumas del pájaro le impedían volar buscando nuevos horizontes, por lo que no le quedaba más que conformarse con el alimento que le traía el viento de vez en cuando, de algún oasis cercano. Era muy duro vivir sin alimento, enfermo y con muy poca agua.
El pájaro se pasaba los días y noches rumiando sus penas, maldiciendo su vida, sintiendo que no valía nada y que era mejor morir que seguir en ese estado.
Un día, de esos en que sucede algo extraordinario e inusual, un ángel pasó por ese lugar, cruzando el desierto, y al ver al pájaro en aquellas condiciones tan extremas, se detuvo y se acercó a él. El pajarito quejoso lo vio y, sobresaltado, le preguntó:
– ¿Quien eres tú? ¿Hacia dónde vas?
– Soy un ángel y voy a encontrarme con Dios para llevarle varios mensajes.
Entonces, el pájaro asombrado, dijo:
– Por favor ángel, pregúntale a Dios cuando acabará mi sufrimiento? Ya no soporto esta vida desgraciada. Dile que me envíe una mejor vida o me lleve a su morada en los brazos de la muerte.
El ángel, sorprendido, le contestó:
– Veo que tu vida es muy penosa… ¡Veré que puedo hacer por ti! ¡Hablaré con Dios!
Y así, el ángel se despidió del pájaro y siguió su camino.
Al encontrarse el ángel con Dios, le compartió el mensaje del pájaro. El ángel le contó su patética condición y le preguntó cuándo terminaría su sufrimiento.
Dios respondió así:
– Debido a que está escrito en el libro de la vida, el pájaro tendrá que seguir sufriendo así. ¡No tendrá felicidad!
El ángel apenado, le dijo que es muy dolorosa su situación, y que si podría sugerir alguna solución, se sentiría sumamente agradecido por ayudar al pájaro.
Y Dios le respondió:
– Dile al pájaro quejoso que durante 21 días pare de quejarse, y solamente rece de esta manera: «Gracias, Dios, por todo». Cada vez que le entren ganas de maldecir o de pensar en lo terrible de su condición, simplemente repita «Gracias, Dios, por todo». «Gracias, Gracias, Gracias».
El ángel complacido, volvió al lúgubre lugar donde encontró al pájaro más desanimado aún, y le entregó el mensaje de Dios. Era eso o seguir en las penurias eternamente, así que el pájaro accedió a seguir los consejos de Dios. No iba a ser fácil, pero aceptó el reto ya que no le quedaba otra esperanza.
Un mes después, el ángel pasó de nuevo por el mismo camino y quiso visitar a su amigo el pájaro. Al acercarse al lugar donde estaba el viejo árbol seco, su asombro fue alucinante! Observó que las plumas de su amiguito habían crecido en su diminuto cuerpo, dándole mayor cobijo y permitiéndole volar para buscar alimentos. También observó que una pequeña planta había crecido en la zona desértica donde estaba, y el viejo árbol tenía pequeños brotes de ramas verdes. Hasta un pequeño estanque de agua había brotado de la tierra, y de él bebían otras aves que llegaban al lugar.
El sitio se había convertido en un pequeño oasis en el desierto, floreciente y prometedor. Nuestro pájaro gruñón, ya no se quejaba sino que cantaba y revoloteaba alegremente alrededor del árbol que le daba cobijo.
El ángel estaba asombrado, no entendía cómo sucedió todo esto, y recordaba que Dios le había dicho que estaba escrito que ese pájaro no tendría felicidad en lo que le quedaba de vida. Así que, con esa inquietud en su mente, fue a visitar a Dios de nuevo.
El ángel le contó a Dios lo que había visto, y le hizo sus preguntas. Dios respondió:
– «Sí, estaba escrito que no habría felicidad para el pájaro para el resto de su vida, ya que su actitud era la que iba definiendo su destino lúgubre, pero todo cambió cuando el pájaro decidió cambiar su actitud y orar diariamente «Gracias, Dios, por todo», ante cada situación que se le presentase».
Cuando el pájaro caía sobre la arena caliente, decía «gracias a Dios por todo». Cuando no podía volar, repetía «gracias a Dios por todo», cuando tenía que dormir sin probar bocado, repetía «gracias, gracias, gracias» aunque suene absurdo y haya sido muy difícil para él.
Comprendió que el agradecimiento es la forma más maravillosa que tiene el amor de manifestarse, y que todo aquel que manifieste AMOR, generará prosperidad y bienestar en su vida.

1 comentario: