miércoles, 7 de junio de 2023

Vivir como las flores

Un joven honesto y bondadoso no soportaba a las personas falsas, embusteras e intolerantes. No sabía cómo debía actuar con ellas, y eso le creaba un profundo malestar, así que un buen día decidió acudir a la morada de un sabio en busca de ayuda.
- Maestro, no soporto a las personas que critican demasiado ni a las que son ignorantes, odio a todos los mentirosos y sufro mucho con quienes calumnian. ¿Qué puedo hacer? Tengo un desasosiego que no me deja vivir, dijo el joven.
El maestro le respondió que debía vivir como las flores, algo que el joven no acabó de entender.
- Las flores nacen del estiércol, sin embargo, son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio y el mal olor de la tierra manche la frescura de sus pétalos. Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden, porque son de ellos, no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse. Ejercita la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma la vida de los demás haciendo el bien. Esto es vivir como las flores, explicó el maestro.

La vida tiene que ser belleza y frescura, sin mezclarla con el estiércol. Porque lo malo no es lo que entra en nosotros, sino lo que de nosotros sale.

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