domingo, 19 de marzo de 2017

El carpintero alegre



Había una vez un carpintero que siempre estaba trabajando en su taller de carpintería. El trabajaba con mucha alegría y casi siempre estaba cantando.
Un día llegó a su taller un niño con la cara muy triste.
- ¿Qué te pasa? –le preguntó el carpintero.
- Pues que he perdido mi muñeco cantarín, y no lo encuentro por ninguna parte. ¿No lo habrá encontrado por aquí, verdad?
- Pues no, por aquí no lo he visto.
El niño se puso más triste, y se fue casi llorando. El carpintero se quedó preocupado por el niño. Todos los días iba el niño a preguntar, si había visto a su muñeco cantarín.
Un día el carpintero le dijo:
- No te preocupes, yo te voy a hacer un muñeco y seguro que te gustará.
Ese día el niño se fue más contento. El carpintero comenzó a hacer el muñeco y cada vez estaba quedando más bonito.
Cantaba y cantaba de alegría.
El carpintero además de trabajar con alegría, también tenía poderes mágicos y cuando terminó el muñeco, le dijo cantando:
- Lala lalala! mañana cantarás lala lala!, tu boca moverás, y para cantar una canción, esta lección aprenderás:
- Dentro de la boca está la lengua y la tendrás que mover de un lado a otro.
La lengua quiere asomarse un poquito y con la puntita se da un paseo por los dientes de arriba y luego otro por los dientes de abajo.
Ahora quiere hacerle cosquillitas al labio de arriba, moviéndose de un lado para otro. También lo hace con el labio de abajo.
Después la lengua sale larga, larga, hacia abajo y hacia arriba para tocarse la nariz.
La lengua se dará un paseo moviéndose rápido de dentro a afuera.
Hay que inflar un globo con los mofletes
Ahora quiero ver cara de alegre y enfadado.
El muñeco cuando hizo todas esas cosas estaba tan contento que empezó a darle besitos muy fuertes al carpintero.
Al día siguiente el niño llegó a la carpintería y escuchó que alguien estaba cantando, pero no era el carpintero.
- ¿Quién canta?, preguntó el niño.
- Pues alguien que quiere ser tu amigo, contestó el carpintero.
Cuando el carpintero le enseño el muñeco, el niño empezó a dar saltos de alegría.
El niño le dio las gracias al carpintero y se fue cantando con su nuevo muñeco mágico.
El carpintero se sintió muy feliz y siguió trabajando con la misma alegría de siempre.

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