domingo, 1 de octubre de 2017

El devoto y la prostituta

Un hombre devoto fue a vivir a una casa en la que tenía por vecina a una prostituta. Al poco tiempo se percató del incesante ir y venir de hombres que requerían los servicios de la mujer. Escandalizado, el hombre recriminó cruelmente a su vecina:
  Mujer malvada, arrepiéntete de tu conducta. Para que cada día tengas conciencia de tus horribles actos, yo colocaré una piedrecita en la puerta por cada pecado que cometas.
Así, día a día, el devoto fue poniendo piedrecitas en la puerta. Vigilaba noche y día a la mujer, y llevaba la contabilidad exacta de cada hombre que iba a visitarla, de modo que al poco tiempo logró hacer un buen montón.
La mujer lloraba viendo crecer el cúmulo de piedras, y su corazón sufría, ya que la vida y sus avatares la habían empujado a aquella situación que era la primera en lamentar.
Una noche un terremoto destruyó aquel pueblo y murieron en la catástrofe el devoto y la prostituta. Las almas de los dos fueron llevadas inmediatamente ante el juez celestial. Una vez revisadas las vidas de ambos y conociendo los más profundos secretos de sus corazones, dictaminaron:
  Que el alma de la mujer sea llevada al paraíso, y el alma del hombre sea conducida al infierno.
  Un momento -intervino el devoto aterrado , aquí debe de haber algún error, es ella la que ha pecado incesantemente, en cambio yo he respetado las reglas de la moral establecida.
Los jueces se miraron entre sí sin dar crédito a lo que oían.
  No hay ningún error  sentenciaron , el alma de la mujer está blanca y su corazón es puro. Su cuerpo pecó, pero la vida la llevó hacia un destino que no pudo eludir, y día y noche rogaba poder salir de su penosa situación que tanto la hacía padecer. Tú, en cambio, tienes el corazón negro de resentimiento, culpa y juicio contra ella. Además, en vez de sentir generosidad y compasión, contribuiste a aumentar su humillación y vergüenza. Así, ¡que se cumpla la sentencia!

No hay comentarios:

Publicar un comentario