P. Antonio Rota, S.J.
Te ofrezco,
Corazón amado de Jesús, mi enfermedad.
Quisiera hacerlo siempre con alegría, pero no es así;
cuado el mal recrudece, flaqueo.
Por eso vuelvo, una y mil veces, mis ojos hacia Ti
para renovar mis fuerzas.
Te ofrezco cada mañana,
la esperanza renovada de ese amor tuyo que me sana;
y por la noche, el dulce sueño
de reposar un día sobre tu Corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario