lunes, 7 de mayo de 2018

Ruega por nosotros, pecadores

            Juan Pablo II

Madre de la Iglesia, bajo tu patrocinio nos acogemos
y a tu inspiración nos encomendamos.
Te pedimos por la Iglesia, para que sea fiel en la pureza de la fe,
en la firmeza de la esperanza, en el fuego de la caridad,
en la disponibilidad apostólica y misionera,
en el compromiso por promover la justicia y la paz
entre los hijos de esta tierra bendita.
Te suplicamos que toda la Iglesia
se mantenga siempre en perfecta comunión de fe y de amor,
con estrechos vínculos de obediencia y de caridad.
Te encomendamos la fecundidad de la nueva evangelización,
la fidelidad en el amor de preferencia por los pobres
y la formación cristiana de los jóvenes,
el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas,
la generosidad de los que se consagran a la misión,
la unidad y la santidad de todas las familias.
¡Ahora y en la hora de nuestra muerte!
¡Virgen, Madre nuestra! Ruega por nosotros ahora.
Concédenos el don inestimable de la paz,
la superación de todos los odios y rencores,
la reconciliación de todos los hermanos.
Que cese la violencia y la guerrilla.
Que progrese y se consolide el diálogo
y se inaugure una convivencia pacífica.
Que se abran nuevos caminos de justicia y de prosperidad.
Te lo pedimos a ti, a quien invocamos como Reina de la Paz.
¡Ahora y en la hora de nuestra muerte!
Te encomendamos a las víctimas de la injusticia y de la violencia,
a todos los que han muerto en las catástrofes naturales,
a todos los que en la hora de la muerte acuden a ti como Madre.
Sé para todos nosotros Puerta del cielo, vida, dulzura y esperanza,
para que, juntos, podamos contigo glorificar
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. ¡Amén!

No hay comentarios:

Publicar un comentario