jueves, 31 de mayo de 2018

Te saludo, Virgen María

          Florentino Ulibarri

Yo te saludo, María, porque el Señor está contigo;
en tu casa, en tu calle, en tu pueblo, en tu abrazo, en tu seno.
Yo te saludo, María, porque te turbaste
–¿quién no lo haría ante tal noticia?–;
mas enseguida recobraste paz y ánimo
y creíste a un enviado cualquiera.
Yo te saludo, María, porque preguntaste lo que no entendías
–aunque fuera mensaje divino–,
y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego,
sino que tuviste diálogo y palabra propia.
Yo te saludo, María, porque concebiste
y diste a luz un hijo, Jesús, la vida;
y nos enseñaste cuánta vida hay que gestar y cuidar
si queremos hacer a Dios presente en esta tierra.
Yo te saludo, María, porque te dejaste guiar por el Espíritu
y permaneciste a su sombra,
tanto en tormenta como en bonanza,
dejando a Dios ser Dios, sin renunciar a ser tú misma.
Yo te saludo, María,
porque abriste nuevos horizontes a nuestras vidas;
fuiste a cuidar a tu prima,
compartiste con ella la buena noticia.
Yo te saludo, María, por ser alegre y agradecida
y reconocer que Dios nos mima,
aunque nuestra historia sea pequeña
y nos olvidemos de sus promesas.
Yo te saludo, María.
¡Hermana peregrina de los pobres de Yahvé,
camina con nosotros llévanos junto a los otros
y mantén nuestra fe!

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