sábado, 29 de junio de 2019

La rosa blanca y la muñeca


Corrí al supermercado para comprar unos regalitos, que no había podido comprar antes. Cuando vi tanta gente, comencé a decirme a mi misma que esto iba a tardar mucho, y yo todavía tenía muchas cosas por hacer y otros lugares a donde ir.
Sin darme cuenta, fui andando hasta la sección de juguetes, y ahí comencé a mirar los precios, imaginando si los niños realmente juegan con esos juguetes tan caros.
Mientras recorría la sección de juguetes, noté que un niño de unos 5 años abrazaba una muñeca contra su pecho. Acariciaba el cabello de la muñeca y se le veía muy triste, me quedé pensando para quien sería aquella muñeca que él tanto apretaba.
El niño se dio la vuelta hacia una señora que estaba cerca de él y le dijo:
- Tata, tú estás segura que no tengo suficiente dinero como para comprar esta muñeca ?
La señora respondió:
- ¡Tú sabes que tu dinero no es suficiente, querido mío!
Y le dijo al niño que él podía quedarse mirando los juguetes mientras ella iba a ver otras cosas.
El pequeño apretaba la muñeca entre sus manos.
Me dirigí al niño y le pregunté para quién quería esa muñeca.
El me respondió:
- "Esta es la muñeca que mi hermana adoraba y que quería que se la regalaran. Ella estaba segura de que Papá le regalaría esta muñeca este año.
Yo le dije:
- No te preocupes tanto, yo estoy segura que él le regalará esa muñeca a tu hermana.
Pero él muy triste me dijo:
- No, Papá no podrá llevar la muñeca a donde ella está ahora. Yo tengo que darle esta muñeca a mi Mamá, así ella podrá entregar la muñeca a mi hermana cuando ella vaya para allá."
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras decía:
- Mi hermana tuvo que irse para siempre. Mi Papá me dijo que mi Mamá también se irá para estar junto a ella dentro de poco. Entonces yo pensé que Mamá podría llevar la muñeca con ella para entregarla a mi hermana.
Mi corazón dejó de latir. Aquel niñito se me quedó mirando y me dijo
- Yo le pedí a Papá que le diga a Mamá que no se vaya todavía. Y le pedí a él que esperara hasta que yo vuelva del supermercado.
Después me enseñó una foto muy bonita de él riendo, y me dijo:
- Yo también quiero que Mamá lleve esta foto, así ella tampoco se olvidará de mi. Yo quiero mucho a mi Mamá y me gustaría que no tuviera que irse ahora, pero mi Papá dice que ella tiene que acompañar a mi hermanita.
Ahí él se quedó mirando a la muñeca con sus ojos muy tristes y muy quieto. Yo rápidamente saqué mi cartera y tomé unos billetes y le dije al niñito:
- ¿Y si contáramos de nuevo tu dinero, sólo para tener la seguridad de que tienes suficiente dinero como para comprar la muñeca?
Coloqué mis billetes junto a su dinero, sin que él se diera cuenta, y comenzamos a contar el dinero. Después de contarlo sí alcanzaba para comprar la muñeca y hasta sobraba un poco.
Entonces el niñito dijo:
- Gracias Diosito por atender mi petición y darme suficiente dinero para comprar la muñeca. Y mirándome, me dijo: Anoche antes de ir a dormir le pedí a Dios que hiciera que yo tuviera suficiente dinero para comprar la muñeca, así mi Mamá podría llevar la muñeca. El me escuchó... es que yo también quería un poco más para comprar una rosa blanca a mi Mamá, pero no me atreví a pedir más a Dios, pero él me dio suficiente para poder comprar la muñeca y la rosa blanca. Sabe usted, a mi Mamá le encantan las rosas blancas.
Unos momentos después, la señora regresó y yo me fui sin que nadie se diera cuenta. Terminé mis compras impresionada y sin poder sacar a aquel niñito de mi pensamiento.
Entonces me acordé de una noticia en el periódico local de hace dos días, cuando mencionaban que un hombre borracho en una camioneta chocó contra otro coche en el que iban una señora joven con una niñita. La niñita falleció en el acto  y la madre estaba en estado muy grave en la UCI.
Yo pensé, ¿será esta la familia de aquel niñito?
Dos días después leí en el periódico que la joven señora había fallecido. No me pude contener y salí a comprar rosas blancas, fui al velatorio de aquella joven.... Ella estaba sujetando una linda rosa blanca en sus manos, junto con la foto del niñito y con la muñeca en su pecho.
Salí de ahí llorando, sintiendo que mi vida había cambiado para siempre.
El amor de aquel niñito por su Madre y hermana continúa grabado en mi memoria hasta hoy.
Es difícil creer e imaginar que en una fracción de segundos, un borracho había acabado con todo lo que más quería este niño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario