Dulce Madre, que inspiras nuestro canto
dulce, dulce Madre de amor,
mira a este tu pueblo que canta
y a fe de amante te dice amor.
Oye el ruego que el pecho anhelante
a Ti envía con fuego amoroso,
que tu rostro divino y gracioso
levantó en nuestras almas, robó el
¡Qué gustoso este pueblo venera
a su Reina y Señora adorada
y protesta te quiere servir!
y si llega la hora dichosa,
sabrá por tu gloria vencer o morir.
Mira, Señora, tu pueblo venera,
tuyos por siempre queremos ser,
sea tu nombre nuestro consuelo,
sea tu nombre nuestro querer.
Hoy Fustiñana te aclama su Reina,
Virgen de la Peña su gloria y honor,
suenen los ¡vivas! Digamos ¡gloria!
gloria a María nuestro blasón.
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