lunes, 11 de noviembre de 2019

Señor de la vida

Señor, gracias por darnos tu vida,
desde el instante en que fuimos engendrados
hasta después de nuestra muerte.
Tú eres un Dios de vivos, y quieres que vivamos para siempre.
No pides sacrificios como los antiguos ídolos,
ni tampoco que despreciemos la vida, tu don más valioso.
No sabemos el día ni la hora en que nos visitará la muerte.
Pero cuando entregamos nuestro último aliento en tus manos,
confiamos en que nos insuflarás de nuevo tu Espíritu,
como hiciste con tu Hijo, y ya no moriremos nunca más.
Ese día escucharás nuestra voz y responderás a nuestra súplica.
Desvelados del sueño del sepulcro podremos contemplar tu rostro
y el de nuestros hermanos que nos han precedido.
Gracias por tu Palabra que nos llena de esperanza.
Gracias por hacernos dignos de participar
en una nueva creación donde seremos semejantes a los ángeles

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