Leyenda
alemana
En
Sisevy vivía una mujer que era bruja, y tenía poder sobre los vientos. Los
pescadores de arenque la visitaban a menudo para pedirle que hiciera reinar en
sus expediciones vientos favorables. Un día, un grupo de estos pescadores, que
quería volver al Caladero para pescar, observó que reinaba viento del oeste,
que les era desfavorable. Visitaron a la bruja y le dijeron:
–
Queremos volver a nuestro pueblo; pero reinan vientos contrarios. Pídenos lo
que quieras por darnos buenos vientos.
Ella
les exigió gran cantidad de pescado, y, cuando lo tuvo en su poder, les dio un
pañuelo con tres nudos.
–
Os doy este pañuelo con tres nudos. Con él tendréis buenos vientos soltando dos
de estos nudos. Pero el tercero no lo soltéis hasta después de haber atracado,
pues de lo contrario correréis grandes peligros.
Los
pescadores se dirigieron al muelle; embarcaron y desplegaron las velas, aunque
aún reinaba el viento del oeste. El capitán cogió el pañuelo y soltó uno de los
nudos. Inmediatamente el viento cambió y empezó a soplar suavemente del este.
Levaron anclas, soltaron las amarras y salieron de la boca del puerto.
Cuando
habían navegado un trecho, quisieron ir más de prisa y soltaron el segundo, y
vino un vendaval que los llevó con la mayor rapidez hacia el puerto al que se
dirigían.
Ya
estaban cerca de este puerto cuando, llenos de curiosidad, y olvidando los
consejos de la bruja, abrieron el tercer nudo.
¡Ojalá
nunca lo hubieran hecho!, pues estalló una gran tormenta que los puso en trance
de perecer, teniéndose que arrojar al agua todos para poder llegar a la orilla
y no pudiendo salvar los barcos.
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