lunes, 19 de julio de 2021

Ni tú ni yo somos los mismos

Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano, así es como desarrolló la benevolencia y la compasión.
Entre sus primos, se encontraba el perverso Desvadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo.
Cierto día que Buda estaba paseando tranquilamente, Desvadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca cayó al lado de Buda y Desvadatta no pudo conseguir su objetivo. Buda se dio cuenta de lo sucedido y permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios.
Días después, Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, Desdavatta preguntó:
- ¿No estás enfadado, señor?
- No, claro que no.
Sin salir de su asombro, inquirió:
- ¿Por qué?
Y Buda dijo:
- Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada.


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