martes, 27 de junio de 2017

Enséñame, Señor, tus caminos

Florentino Ulibarri

Son tantos los lugares recorridos y tantos los sueños tenidos
creyendo y afirmando que no hay más caminos
que aquellos que marca el caminante,
que hoy mi palabra duda y teme alzarse.
Pero desde este lugar en que me encuentro,
a veces sin rumbo y perdido, a veces cansado y roto,
a veces triste y desilusionado, a veces como al inicio,
te susurro y suplico:
Enséñame, Señor, tus caminos;
tus caminos verdaderos,
tus caminos desvelados y ofrecidos, seguros, limpios y fraternos,
tus caminos de gracia, brisa y vida, tus caminos más queridos,
tus caminos de "obligado cumplimiento",
tus caminos a contracorriente de lo que la propaganda ofrece,
que se recorren en compañía y nos dejan a la puerta de tu casa solariega.
Llévame por tus avenidas de paz y justicia,
por tus rotondas solidarias y humanas,
por tus autopistas de libertad y dignidad,
por tus cañadas de austeridad y pobreza,
por tus sendas de utopía y novedad,
y si es preciso, campo a través siguiendo tus huellas
y por la calle real de la compasión y misericordia.
Y que al llegar a la puerta de tu casa solariega
pueda lavarme y descansar en el umbral,
oír tu voz que me llama, y entrar
para comer y beber contigo
y sentirme hijo y hermano en el banquete
preparado por ti y tus amigo.

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