sábado, 1 de julio de 2017

El Árbol de los Amigos

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por el simple hecho de haberse cruzado en nuestro camino. Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar y hay otras que apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos. 
Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro papa y nuestra mama, que nos muestran lo que es la vida. Después vienen los hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros y luego pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien. 
Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que iban a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma y del corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz y lo que necesitamos sin que se lo pidamos. 
A veces uno de esos amig@s del alma estalla en nuestro corazón y entonces nos hemos enamorado y tenemos un amig@ enamorado. Ese amig@ da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies. 
Más también hay aquellos amigos de un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas a nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca. 
También hay amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra y aunque no los vemos de continuo están siempre cerca en nuestro corazón. 
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen durante muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestras vidas. Cada persona que pasa en nuestra vida es única y siempre, siempre, deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. 
Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor y salud, hoy y siempre. Sin embargo, estarán también los que se llevarán mucho y, estarán los que no nos dejaran casi nada. Esta es la situación en la que se comprueba que dos almas no se encuentran por casualidad. 

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