Una noche estrellada, un avión cruzaba el océano Atlántico. Los pasajeros disfrutaban la cena mientras escuchaban una suave música. De pronto los sistemas de comunicación y dirección del aparato fallaron y el panel se quedó en blanco. El ingeniero de vuelo no pudo hacer nada y el piloto se sintió presa del pánico. Pidió a la azafata que preguntara si había algún experto en electrónica entre el pasaje. Un pasajero entró en la cabina.
- “¿Es usted experto en electrónica?”, preguntó el piloto
- “No señor, respondió el pasajero”
- “Entonces, salga de la cabina”, gritó el piloto fuera de sí. “No me sirve”.
El pasajero respondió serena y cortésmente:
- “Dígame, por favor, cuál es el problema, porque creo que puedo ayudarle”.
- “Nos encontramos perdidos sobre el océano”.
- “Entonces yo conozco la solución. Muéstreme su mapa de ruta y el punto de destino”.
Con los ojos clavados en el cielo, leyó las estrellas y dirigió el vuelo del piloto. El pasajero era astrónomo.
Señor Jesús: ¡Qué importante es no ponerse nervioso ante los problemas, no angustiarse ante las dificultades. Normalmente todos los problemas tienen más de una solución. Ayúdanos a ser amplios de mente y corazón, y a no negarnos a escuchar a nadie, porque todos pueden ayudar. Te ofrecemos el trabajo y la oración de hoy por esas personas que se dedican al estudio y ponen sus conocimientos al servicio de los demás.
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