a dar sin mirar a quién,
a servir sin preguntar hasta cuando,
a sufrir sin perder la fe,
a progresar sin perder la simplicidad,
a hacer el bien sin pensar en resultados,
a disculpar sin condiciones,
a marchar de frente sin contar los obstáculos,
a creer sin malicias, a escuchar sin herir,
a comprender al próximo, sin exigir entendimientos,
a respetar los semejantes sin reclamar consideraciones,
a dar lo mejor de nosotros.
Enséñanos también la ejecución del propio deber,
sin buscar reconocimiento...
Enséñame, Señor, a caminar en las sombras,
que yo sabré proporcionar luz. ¡Amén!
No hay comentarios:
Publicar un comentario