jueves, 8 de noviembre de 2018

Ahora...

Ahora que he aprendido a vivir
sin acaparar, sin fantasear, sin quejarme, sin apropiarme,
sin erudición, sin claridades, sin imágenes, sin mochilas,
sin miedos, sin pesos...
Ahora que no estoy enganchado a nada:
ni a emociones, ni al trabajo, ni al dinero, ni a la casa,
ni a las ideas, ni a la información, ni al consumo,
ni al descanso, ni a la familia, ni a la iglesia...
Ahora que no deseo nada:
ni ganar, ni adquirir, ni poseer,
ni dominar, ni captar, ni tener, ni lograr,
ni obtener, ni alcanzar, ni triunfar...
Ahora que mi equipaje es ligero
para las noches oscuras, para los días largos,
para los lunes pesados, para los martes monótonos,
para los miércoles de siempre, para los jueves de confidencias,
para los viernes amargos, para los sábados de soledades,
para las semanas santas, para los Vía crucis de cada día...
Ahora, quizá sea caminante, peregrino, romero
aventurero, receptor, sabedor,
creyente y testigo de tu Pascua y resurrección.

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