viernes, 9 de noviembre de 2018

El gigante y el pigmeo

Cuentan de un gigante que se disponía a atravesar un río profundo, al llegar a la orilla se encontró con un pigmeo que no sabía nadar y no podía atravesar el río por su profundidad. El gigante lo cargó sobre sus hombros y se metió al agua.
Hacia la mitad de la travesía el pigmeo, que sobresalía casi medio metro por encima de la cabeza del gigante, alcanzó a ver, sigilosamente apostados detrás de la vegetación de la otra orilla, a miembros de una tribu que esperaban con sus arcos a que se acercase el gigante.
El pigmeo rápidamente avisó al gigante. Éste se detuvo, dio media vuelta y comenzó a regresarse al punto de partida. En aquel momento, una flecha disparada desde la otra orilla se hundió en el agua cerca del gigante, sin acertar a herirle. Así se repitió en varias ocasiones, mientras ambos -gigante y pigmeo- ganaban la orilla de salida sanos y salvos.
El gigante agradeció al pigmeo el haberle salvado la vida, a lo que éste replicó:
- “Si no me hubiese apoyado en ti, no habría podido ver más lejos que tú”

En muchas ocasiones nos sentimos superiores a los demás, creemos haber alcanzado todo y que no necesitamos la ayuda de nadie. Por ello, debemos aprender a ser lo suficientemente humildes para valorar a otras personas por insignificantes que estas pudiesen parecer. “Necesitamos de otros”

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