sábado, 24 de junio de 2023

El científico y la muerte

            Anthony de Mello

Había una vez un científico que descubrió el arte de reproducirse a sí mismo tan perfectamente que resultaba imposible distinguir el original de la reproducción.
Un día se enteró de que andaba buscándole el Ángel de la Muerte, y entonces hizo doce copias de sí mismo.
El ángel no sabía cómo averiguar cuál de los trece ejemplares que tenía ante sí era el científico, de modo que los dejó a todos en paz y regresó al cielo.
Pero no por mucho tiempo, porque, como era experto en la naturaleza humana, se le ocurrió una ingeniosa estrategia. Regresó de nuevo y dijo:
- Debe de ser usted un genio, señor, para haber logrado tan perfectas reproducciones de sí mismo; sin embargo, he descubierto que su obra tiene un defecto, un único y minúsculo defecto.
El científico pegó un salto y gritó:
- ¡Imposible! ¿Dónde está el defecto?
- Justamente aquí, respondió el ángel mientras tomaba al científico de entre sus reproducciones y se lo llevaba consigo.

Todo lo que hace falta para descubrir al 'ego' es una palabra de adulación o de crítica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario