Antes
de salir de la habitación, un paciente le preguntó
al médico:
-
“Doctor, tengo miedo a morir. Dígame
qué hay al otro lado”.
El
médico le dijo que no lo sabía.
-
Usted, un hombre cristiano, ¿no sabe lo que
hay al otro lado?
El
médico tenía el pomo de
la puerta en la mano, al otro lado de la puerta se oían
los gemidos y patadas de un perro. Cuando abrió la puerta de
un salto se plantó en medio de la habitación
dando brincos de alegría al ver al doctor.
Éste se dirigió
al paciente y le dijo:
-
¿Ha observado a mi perro? Nunca ha
estado en esta habitación. Lo único que sabía
era que su dueño estaba dentro y cuando la puerta se
abrió entró sin miedo.
Yo
no sé qué hay al otro lado de la muerte, sí
sé una cosa. Sé
que mi dueño está ahí,
al otro lado de la puerta, y eso me basta.
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