Muchos no encuentran tiempo
para encontrarse contigo, Señor,
porque se imaginan que lo tuyo son los templos,
los silencios, los desiertos,
y como su vida transcurre entre agobios, prisas y rutinas,
no te encuentran, no sacan un rato para salirse del bullicio
y viven con nostalgia de Ti.
Sienten en su interior ansias de profundidad,
notan el vacío que dejan las cosas materiales,
perciben que los deseos son como pozos sin fondo
y saben que es en Ti donde encontrarían sosiego.
No saben, Señor, que Tú andas ahí, siempre a su lado,
que para estar contigo no hace falta nada especial.
Que sólo con dejarse abandonado en tu presencia
y hacer las cosas juntos, eso ya es rezar.
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