viernes, 12 de enero de 2018

Te llamé a vivir

Te llamé a vivir. Te comuniqué mi vida.
Te hice hermoso con mis propias manos.
Deposité en ti mi propio amor con abundancia.
Te hice ver el paisaje y el color.
Te di el oído para que escucharas
el canto de los pájaros y la voz de los hombres.
Te di la palabra para decir: "padre", "madre", "amigo", "hermano".
Te di mi amor más profundo.
No sólo te di vida. Te estoy sosteniendo en ella.
Te conozco cuando respiras y te cuido cuando duermes.
No lo dudes.
Mis ojos están puestos en tus ojos.
Mi mano la tengo colocada sobre tu cabeza.
Te amo, aunque me olvides o me rechaces.
Te amo aunque no me ames. Ya lo sabes.
Podrás ir donde quieras, hasta allá te seguirá mi amor.
¿O es que crees que yo como Padre
puedo olvidar a mi hijo? ¡Ni lo sueñes!
Desde que te hice ya no te puedo dejar solo.
Camino y sonrío contigo, vivo en ti.
Te lo escribo de mil maneras y te digo al oído y en silencio:
Eres mi hijo. ¡Te amo, Tu Padre Dios!

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