miércoles, 3 de mayo de 2017

Mente en Paz

Había una vez un granjero que descubrió que había perdido su reloj en el pajar. No era un reloj normal, ya que tenía un gran valor sentimental para él.
Después de buscar durante un largo tiempo, se dio por vencido y pidió la ayuda de un grupo de niños que jugaban fuera de la granja. Les prometió que quien lo encontrara se llevaría un premio.
Al oír esto, los niños corrieron dentro del pajar, buscaron a fondo, pero no pudieron encontrar el reloj.
Justo cuando el agricultor estaba a punto de dar por imposible encontrar su reloj, un niño se acercó a él y le pidió le diera otra oportunidad.
El granjero lo miró y pensó: “¿Por qué no? Después de todo, este chico parece bastante sincero”. Así que el granjero envió al pequeño niño de nuevo al pajar.
Después de un rato, el niño salió con el reloj en la mano. El granjero estaba a la vez feliz y sorprendido, por lo que le preguntó al chico cómo él tuvo éxito donde los demás habían fracasado.
El muchacho respondió:
- “Yo no hice nada más que sentarme en el suelo y escuchar. En el silencio, oí el tictac del reloj y simplemente busqué en esa dirección”.

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