domingo, 24 de diciembre de 2017

Pregón de Navidad

Poema de Francisco Vaquerizo

Con vuestro permiso vengo, amigos, a pregonar el nacimiento, en Belén,
de un Infante que abrirá los portones de la Gloria a toda la humanidad.
Con vuestro permiso vengo, amigos, a pregonar suceso tan memorable,
evento tan singular que hasta los coros angélicos se encargaron de anunciar
diciendo “gloria en los cielos y en la tierra, al hombre, paz”.
Y es que Jesús – Enmanuel”- ha nacido en un Portal. 
Atención hacia este Niño, porque no es un niño más, es el Hijo de Dios vivo.
Amigos, amigos todos, acercaos y mirad al Niño Jesús, que llora
siendo Él la felicidad y la dicha por sí mismo.
Y otro detalle observad: que apenas tiene pañales
ni cuna donde posar, siendo Él la misma riqueza
Tened en cuenta asimismo la tremenda soledad
en que se ve, pese a ser la divina Majestad.
¿Por qué hace el Niño estas cosas? Yo digo que las hará
porque viene a dar ejemplo de pobreza y humildad.
Y, sin embargo, parece feliz que no cabe más;
su sonrisa de cariño, su mirada de amistad
y la infinita ternura de su rostro celestial.
Reyes magos de muy lejos lo vinieron a adorar,
a sus plantas se postraron con toda solemnidad
y, antes de volverse a casa, dones le fueron a dar
de oro, de incienso y de mirra, que son de mucho estimar.
Quiera Dios que, en estos días alegres de Navidad,
no echemos en el olvido algo tan elemental
como que el Divino Infante es el punto principal de la Navidad.
La Navidad es un Niño que nace para librar a los hombres del pecado,
y el  que quiera de verdad vivir estos días santos con toda autenticidad,
ha de poner su mirada y su amor en el Portal
donde Jesús Niño estrena nuestra condición mortal.
Con vuestro permiso, amigos, mi pregón llega al final,
no sin antes desearos mucho amor y mucha paz
y unos días de descanso y de gozo celestial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario