En
la conferencia, la gente quedó impresionada con la bondad y la belleza natural
de su madre, a pesar de la cicatriz, pero la niña seguía avergonzada y se
escondió de todos. Sin embargo, se mantuvo a una distancia que le permitía
escuchar lo que decían su madre y su maestra en una conversación. Y esto fue lo
que oyó:
–
¿Cómo se hizo esa cicatriz en la cara? Le preguntó la maestra.
–
Cuando mi hija nació, respondió la madre, se incendió la habitación en la que
dormía. Todos tenían miedo de entrar, porque el fuego estaba descontrolado, de
manera que me arriesgue y entré. Cuando corría hacia su cuna, vi que caía una
viga del techo y me lance sobre mi hija para protegerla. El golpe me dejó
inconsciente, pero gracias a Dios, entró un bombero y nos salvó a las dos. Esta
cicatriz me acompañará por siempre, pero nunca lamentaré haber hecho lo que
hice.
En
ese punto, la niña se dio cuenta del sacrificio que su madre había hecho para
salvarla y corriendo hacia ella con lágrimas en los ojos, la abrazó y estuvo
con ella el resto del día diciendo a todos, llena de orgullo, que ésta era su
mamá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario